Laboratorio de Montemar

Histórico Laboratorio de Montemar
Histórico Laboratorio de Montemar

En la zona conocida como Montemar, en la Región de Valparaíso, está ubicada la casa que alberga desde 1965 al mítico Laboratorio de Fisiología Celular fundado por el profesor Mario Luxoro Mariani.

El laboratorio funcionaba en las dependencias de la entonces sede de Valparaíso de la Universidad de Chile. En el año 1965, la casa fue comprada por la misma Universidad para alojar en forma exclusiva a este laboratorio. El ritmo, la independencia y la metodología de trabajo que Montemar desarrollaba, hacían necesario un espacio independiente que permitiera desplegar la energía y dinamismo con que se realizaba investigación científica.

El profesor Luxoro había comenzado a investigar acerca de la transmisión de impulsos eléctricos en calamares en su estadía en Estados Unidos y retornó a Chile con el propósito de continuar y profundizar este trabajo, pensando en la posibilidad que el Océano Pacífico chileno le podía dar a través de la jibia; el calamar gigante que habita estas aguas. La existencia de este enorme calamar generaba incredulidad en los colegas científicos con quienes trabajaba el Prof. Luxoro en Estados Unidos. Pero sí, efectivamente la jibia existía y era gigante así como su axón, que es la prolongación de la neurona que conduce el impulso nervioso.

Las dimensiones y la gran disponibilidad de jibia en ese período permitieron realizar avances importantísimos relacionados con la trasmisión del impulso eléctrico y del transporte de iones en las células nerviosas, que tienen validez para todas las especies. Los descubrimientos realizados en el Laboratorio de Montemar le dieron a este centro de investigación renombre a nivel mundial.

La casa que acogió al laboratorio se transformó en una escuela privilegiada, un espacio de trabajo integral que permitía y exigía desarrollar nuevas ideas y nuevas soluciones; los propios investigadores aprendían a diseñar instrumentos específicos para desarrollar sus trabajos en los talleres mecánicos y eléctricos que se habían habilitado. Todo esto sucedía en forma natural, como parte del quehacer particular del trabajo científico.

En Montemar trabajaron destacados investigadores chilenos. Entre los pioneros: Eduardo Rojas, Alejandro Cintolessi, Mitzy Canessa, Fernando Vargas, Sigmund Fisher. Luego vinieron Cecilia Hidalgo, Ramón Latorre, Pedro Verdugo, Francisco Bezanilla, Julio Vergara, Cecilia Vergara, Juan Bacigalupo, entre otros. También llegaron científicos extranjeros de la talla de Richard Keynes y Clay Armstrong, atraídos por los aportes de primer nivel que se realizaban en este laboratorio. Allí, los investigadores permanecían temporadas completas trabajando al ritmo que les permitía la abundancia de jibia y la emoción de los avances. La investigación en el laboratorio evolucionaba constantemente e imponía desafíos a diario. Se sumó como colaborador el pescador José Soto,  asistente comprometido con el espíritu pionero de este espacio, que se encargaba de traer el material fresco desde el mar. Junto a él, perfeccionaron las técnicas de extracción y mantención de la jibia para salvaguardar su axón en condiciones óptimas para experimentar.

Como una suerte de ritual, se fue instalando la costumbre de lanzar los axones de la jibia al techo del laboratorio cada vez que se lograba un éxito en algún experimento. Estos se pegaban y quedaban colgando. En algún momento, de ese techo colgaron muchos axones.

En la década de los años 70 se produjo la emigración de la jibia de la zona de Montemar, por lo cual la actividad en el laboratorio disminuyó, aún cuando se mantuvo con nuevas investigaciones acerca de la musculatura del picoroco (Austromegabalanus psittacus).

Hoy en día en el Laboratorio de Montemar se realizan experimentos acotados.

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